Cuando pensamos en un hombre primitivo nos imaginamos a un ser encorvado, de higiene descuidada y vestido con pieles de animales. Creemos que estos no eran especialmente inteligentes y que lo único que hacían era comer, cazar, dormir y curtir pieles.
Pero lo que nunca habríamos pensado es que estos hombres eran mucho más inteligentes que eso, eran capaces de construir arcos y lanzas a partir de materiales esenciales, como palos, piedras y cuerdas.
También representaban situaciones cotidianas o animales de la época en pinturas rupestres (Pintadas en las paredes y techos de las cuevas).
Si nos fijamos en las cuevas de Altamira, situadas en Cantabria, al Norte de la Península ibérica, podemos ver que contiene dibujos de escenas de caza y animales, especialmente bisontes. La caverna al tener un relieve irregular daba relieve a las pinturas. Esto puede ser una de las causas para pensar que los hombres de esa época no eran tan atrasados como pensamos, además las técnicas de pintura, las formas y la utilización de los colores forman unas obras bastante bien elaboradas.